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Juan Letizia, el guardián de Venezuela

Cuando el ala pívot Miguel Ruiz cayó aparatosamente tras una acción de juego frente a Italia, Juan Letizia, el médico de la Selección de Venezuela, efectuó un sprint de 20 metros en fracciones de segundos, desde la banca hasta asistir al golpeado jugador, cuya humanidad reposaba tendida bajo el tablero. Tras un minuto de suspenso, Ruiz se incorporó sin novedad, por lo que no fue más que un susto aquello, un aparatoso incidente producto del contacto y de la intensidad con la que se juega a este nivel.

Pero para el galeno, que asiste al combinado nacional de manera ininterrumpida desde 2006, ningún percance, ninguna señal que potencialmente pueda afectar la integridad física de cada miembro de la delegación, ninguna lesión, pasa desapercibida ni puede quedar sin ser atendida.

“Prevención. Para mí es la palabra clave en este trabajo”, suelta Letizia, médico egresado de la Universidad Central de Venezuela en 1984, y con postgrado en fisiatría de la misma casa de estudios, con pasantías en el Hospital Militar de Caracas, el Domingo Luciani, y jefe del Servicio de Rehabilitación del Instituto de Previsión del Profesorado de la UCV.

“A veces hasta un cuadro viral, una gripe sin tratamiento adecuado, puede afectar a todo un equipo. Por eso, solemos tener medicamentos para afecciones frecuentes en nuestro maletín, más las requeridas en caso de lesiones que puedan presentarse. Hay que anticiparse, y estar preparados para prevenir, y también para dar respuesta inmediata a cualquier problema médico que se presente”, señala.

Todo comenzó en 1992

Bien sea en concentraciones o en participaciones internacionales, Letizia ha acompañado al Equipo Nacional en todos sus eventos desde 2006. Antes, tuvo una breve pasantía en 1992, cuando ya acumulaba cuatro años de experiencia en la medicina deportiva aplicada al baloncesto en sus años con Halcones de Caracas, equipo con el que debutó en el lejano 1988, y seguidamente en su derivación Cocodrilos, al que entregó media vida de servicio.

“El baloncesto ha sido nuestra pasión, y hemos tenido la fortuna de vivir cosas importantes, tanto en la Selección como en los equipos con los que trabajé. Hemos sido útiles a los atletas, y algunos de ellos también nos han dado lecciones tremendas al sobreponerse a situaciones que han estado más allá de lo meramente médico”.

Con emoción, rememora Letizia varios de los casos más emblemáticos por él atendidos.

“En el Preolímpico de México, teníamos a José Vargas comprometido con una pluvalgia. Le tratamos antes y durante el torneo, pero el dolor no cedía. Fue su decisión jugar cada día. No quiso siquiera pensar en la posibilidad de no estar, no se quitó, y jugó y fue importante, como su hermano Gregory, que superó el umbral del dolor por el ánimo competitivo. Y ellos apenas fueron dos casos, porque veníamos de los Panamericanos de Toronto con varios jugadores tocados.

Momentos difíciles con la Selección Nacional

Como esos, han sido muchos los momentos difíciles que hemos tenido, como cuando se produjo aquella lesión de Héctor Romero en Mar del Plata previo al Mundial de Japón, que, apenas iniciando el partido, “Pepito” chocó con Manu Ginóbili y en la caída sufrió una luxofractura en el codo izquierdo que lo sacó de la Copa del Mundo. Tratarlos y verlos recuperarse y jugar luego al alto nivel, nos genera una gran satisfacción”.

Por las manos de Juan Letizia han pasado buena parte de los jugadores más importantes del baloncesto venezolano en las últimas dos décadas. También atletas extranjeros, a los que trató en medio del rigor de la Liga Profesional de Baloncesto de Venezuela.

“Cada uno ha representado un reto, y ha terminado siendo una satisfacción profesional y personal. A Oscar Torres tuvimos que realizarle una artroscopia de rodilla y se recuperó. En aquella lesión traumática de “Pepito”, aplicamos un tratamiento que no requirió operación, y él pudo jugar luego a alto nivel. En una oportunidad, el entrenador Eric Musselman requería a Pepito para jugar de Mar del Plata, pero el jugador estaba lesionado y ameritaba una artroscopia de la rodilla izquierda. Le dije que con el tratamiento adecuado sólo podríamos tenerlo para el primer día del torneo y así fue, y terminó como uno de los mejores.

Heissler Guillent ha sufrido lesiones importantes durante su carrera, como el tendón de aquiles, la espalda. Lo hemos atendido y es admirable cómo ha superado todo, a nivel físico y sicológico, lo cual demuestra su fortaleza mental. Pero, de todos los casos, el que más satisfacción me produjo, fue en aquella final de LPB entre Cocodrilos y Marinos, cuando el uruguayo Leandro García Morales sufrió un esguince grado tres. Todo el mundo creyó que el jugador quedaría fuera. Pero lo tratamos y no sólo regresó en tiempo récord, si no que nos dio el título. Ningún caso fue producto de un milagro ni de un acto de magia -ironiza, sin aludir a quienes, dice, le desmeritan atribuyéndole poderes mágicos, fue ciencia médica aplicada y determinación del jugador”.

Juan Letizia siempre listo ante cualquier contingencia

En vísperas de su segundo Mundial, Letizia vuelve a ser el médico de cabecera de la delegación. De todos sus miembros. No resulta extraño observarlo a altas horas de la noche, pasando revista en cada habitación del complejo donde se aloja la delegación, o en cancha, asistiendo en las tareas de acondicionamiento previo de los jugadores, estiramiento, masajes. Desplegando sus conocimientos, también aprendiendo.

“En el Preolímpico de México incorporamos el oxígeno como recurso para la recuperación de los jugadores. Sabíamos que competiríamos en altura, y meses antes planificamos esta técnica a conciencia. Al principio del torneo, cuando nos vieron con los tanques y a los jugadores con las máscaras, no faltó quien se extrañará, o quien considerará aquello como un recurso ilegal, incluso risible. Después vimos que alguna delegación replicó lo que hacíamos. El resultado práctico fue que Venezuela cerró el torneo entero, en mejor condición física que todos sus rivales, en buena medida por la utilización de ese recurso. Es una de esas satisfacciones que uno guarda gratamente”.

“Al día de hoy, tenemos a todos los jugadores a la orden del cuerpo técnico”, enfatiza, apenas 13 días antes de la cita de China. “Tuvimos a Heissler con una contractura muscular que sufrió en los Panamericanos, pero la ha superado. El nivel de exigencia de la gira y los partidos amistosos han sido muy altos como esperábamos, pero no hemos tenido ninguna novedad y tampoco vamos a descuidarnos restando tan poco. Por eso el énfasis en la prevención. En nuestra mente, ya estamos en China”, concluye.

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