Una mentalidad inquebrantable
Si algo nos demostró Kobe Bryant en su carrera fue tener una mente fuerte para enfrentar todo el aluvión de situaciones, buenas y malas, que vivió dentro y fuera del tabloncillo. Este 26 de enero, “Black Mamba” dejó el plano terrenal en un accidente de helicóptero junto a una de sus hijas, Gianna, de apenas 13 años de edad, su legado deportivo quedará y su “Mamba mentality” será eterna.
La historia de Kobe pudo haber sido muy distinta a la que fue en la NBA. Fue electo en el puesto 13 del draft de 1996 por Charlotte Hornets, tras saltar directamente desde el high school, pero nunca vistió el uniforme del equipo de Carolina de Norte, el 11 de julio de ese mismo año fue traspasado a Los Angeles Lakers por Vlade Divac y desde ahí comenzó su historia.
Las primeras cuatro temporadas con el conjunto angelino no fueron colectivamente lo que se esperaba, pero cimentó la carrera de Bryant dentro del tabloncillo y se juntaría con Shaquille O’Neal para hacer una dupla temible en la NBA.
La llegada del milenio
La temporada 99-00 para Bryant fue donde conoció las mieles del triunfo, ahí junto a un grupo pintoresco lograrían el título para Lakers algo que no sucedía de 1988, pero no se quedó ahí, lograron el tricampeonato, el último equipo en hacer esa gesta.
A partir de ese momento la leyenda de Kobe iniciaba y comenzaban también las comparaciones con Michael Jordan, pero Bryant quién ya había visto al astro de Chicago Bulls como novato, rivalizaría con “MJ” cuando este regresó del retiro con Washington Wizards en la temporada 2002-2003.
Dos partidos disputaron entre ellos esa temporada, en el primero Jordan y Wizards dominaron a Lakers por un punto (100-99), en ese partido su “aérea majestad” anotó 25 puntos mientras que “black mamba” se bajó con 27, pero en el segundo partido que tuvieron en esa temporada y el último careo entre ellos Kobe Bryant anotó 55 puntos para liderar a Los Angeles en la victoria 108.94 frente a Washington y un Jordan que con sus 41 años de edad encima anotó 23 unidades y vio a su nombrado sucesor dejar esa foja impresionante.
Un momento de reflexión
Tras los tres títulos ganados de forma consecutiva por Lakers, Kobe aumentó su estatus a superestrella, pero en ese momento se fue de su lado O’Neal y tras varios descalabros el conjunto angelino y la Mamba comenzaron un proceso de reestructuración que los llevó nuevamente por la senda del triunfo cuando derrotaron a Boston Celtics en un nuevo capítulo de su rivalidad histórica.
Para Kobe la salud fue fundamental y el trabajo entre temporadas también, la preparación física y su “mamba mentality” fueron pilar para que se pudiera mantener por veinte temporadas como jugador activo.
Fue en la temporada 18 cuando sufrió una lesión en su tobillo que lo alejó de esa campaña y comenzó a mermar sus condiciones y ponerle fecha a su despedida de las canchas.
Siempre un ganador
Con la Selección de los Estados Unidos, Bryant también dejó su huella, ganó dos oros olímpicos en Pekín 2008 y Londres 2012, lo único que no tuvo en su palmarés fue el campeonato mundial, pero eso no mancha una carrera llena de éxitos.
Incluso Kobe ganó un Oscar por mejor cortometraje documental, con Dear Basketball y también llegó a sacar un disco de hip hop, pero Black Mamba más que ser un exitoso jugador y empresario, fue una persona que le importaba generar un cambio positivo en el mundo, embajador de FIBA, impulsor del baloncesto femenino, que su pequeña Gianna practicaba y albacea de muchas campañas contra la pobreza son parte del legado de un hombre que se fue muy temprano, pero que vivirá en la memoria de la historia universal.
Texto: Rowerth Goncalves